Ascensión al Encantat Gran
Ayer sábado estuvimos ascendiendo el Encantat Gran, una de esas montañas que todos tenemos que tener en cartera y a la que hay que subir como mínimo una vez.
El objetivo tenía que ser la Pica d'Estats y demás tresmiles de la zona, pero dadas las condiciones meteorológicas y la cercanía del río a la pista de ascenso en coche, decidimos cambiar de montaña, pensando que si se avanzaba el frente previsto en la zona para el domingo, podríamos tener problemas para salir de allí la tarde del sábado.
Esto hace que todo cambie, y nos encontramos con la duda de qué hacer... y es que cuando pretendías hacer 6 tresmiles en el día, cuesta un poco encontrar una ruta que te llene, pero dimos con ella, después de un buen rato de pensar y pensar qué hacer.
Dicho y hecho, la tarde del viernes salimos de la Vall Ferrera y ponemos rumbo a Espot, desde dónde el sábado iniciamos esta buena ruta.
La subida es conocida en un buen tramo, hasta llegar al refugio Mallafré, dónde sale un pequeño camino, bien pisado que nos hace bordear los dos Encantats hasta llegar a una canal que se encuentra en la parte trasera de la típica imagen de estas dos montañas. Hasta aquí todo ha sido fácil, un camino sin problemas que permite subir muy rápido, pero llegados a esta canal la cosa sube un poco de nivel, y cada vez la pendiente es mayor.
Poco a poco vamos ganando altura dentro de esta vía, sin mayor problema técnico ya que el camino es claro y la pendiente permite subir rápido pero sin tener que estar poniendo manos.
Una vez llegados en el collado, se abre ante nosotros otra cara de la montaña y nos toca pisar nieve por primera vez en la jornada en una diagonal que nos llevará a afrontar la última parte de la ascensión.
Aquí es dónde esta montaña plantea su cara más agreste y empezamos a tener que usar manos y pies en cada metro que subimos, dada la pendiente y la poca cohesión de la roca en determinadas partes.
Queda poco para llegar arriba, el ambiente cada vez es mayor, demostrando lo que ya sabíamos, el Encantat Gran, aún sin ser una de las montañas más altas de la zona, es de las que tiene más carácter alpino.
A pocos metros de la cima, nos sorprende una placa en recuerdo a un montañero que suponemos que falleció en ese punto hará un año, en 2012, cosa habitual en montaña pero que siempre te hace pensar, y es que sin lugar a dudas, ese es el punto más delicado de toda la ascensión, con bastante pendiente y con patio considerable... superamos estos últimos pasos y llegamos a la cima!
Tiempo para comer una barrita, hacer alguna foto y el descenso nos espera, conscientes que nos llevará bastante tiempo, no pasamos ni 5 minutos en la cima.
Como era de esperar, la bajada la hacemos a ritmo bajo, vigilando dónde apoyarnos para superar los diferentes pasos que la montaña nos presenta, y pensando en que una cuerda para hacer un rápel (hay algún spit que otro) no es ninguna mala idea para ir más rápido en esta primera parte de la bajada.
Una vez superada esta parte, el descenso se empieza a suavizar, nos metemos en la canal, por la que se puede bajar sin problemas, y una vez la superamos podemos decir que tenemos la montaña hecha, sólo nos quedará el camino de retorno a Prat de Pierró, que no nos lleva más de una hora.